El autor: Técnico en Gestión de Riesgos, con estudios en Santiago de Cuba y Rep. Dominicana. Fue Oficial de Planes y radiocomunicaciones en la Defensa Civil de San Francisco de Macorís por18 años, experiencias de trabajos el Programa ECHO-Dipecho, con MOVIMONDO-UCODEP (ONG Italiana) en zonificacion de áreas vulnerables al desastre y levantamiento de información georreferenciada para base de datos para evaluación de amenazas de riesgos en toda la provincia Duarte (RIESIG), georreferenciacion de todas las viviendas de las comunidades de las Guaranas y Vista al Valle para base de datos de las Unidades de Atención Primaria de la Regional III de Salud (SESPAS). Cuando empieza la Temporada Ciclónica cada año desde el 1ro. de Junio al 30 de noviembre, nos ponemos “chivos”, porque se inicia un periodo que puede traernos algún ciclón tropical, con vientos, abundantes lluvias, destrucción, muertes y desolación. Entonces, surge en mí la preocupación de la llamada “temporada muerta”, que es el periodo de seis meses, en que nos descuidamos y no preparamos el trabajo de preparación de la temporada ciclónica.
Nuestra Región (Duarte, Salcedo, Samana, Sánchez Ramírez, y Maria Trinidad Sánchez, esta altamente expuesta a riesgos. En ella se han desarrollado pequeños y grandes proyectos pilotos de reducción de riesgos y preparación antes el desastres, financiadas por ONGs (Cooperación Italiana, UCODEP - MOVIMONDO, PNUD, PPD, ONFED, Comunidad Europea, OFDA/AID, OPS/OMS entre otras), que ofrecen una línea favorable en producir acciones sostenibles de gestión de riesgo y manejo de desastres basadas en experiencias o iniciativas vinculadas con la capacitación que se incorporen en los objetivos de los programas de sensibilización, divulgación de información y capacitación comunitaria a partir de la consideración de que las organizaciones comunitarias son co-responsables de la mitigación, monitoreo, alerta, preparativos y respuesta, conjuntamente con los organismos especializados, tales como gobiernos locales, defensa civil o cualquier cuerpo de primera respuesta.
En el país existe la Comisión Nacional de Emergencias, y a la vez su brazo operativo, el Centro Operativo de Emergencias (creados por los Decretos Nos. 360 y 361, del 14/03/2001). En las provincias existen los Comités Regionales, Provinciales y Municipales, que procuran preparar a la población para posibles desastres, como lo indica la Ley No. 147-02 de Gestión de Riesgos, la cual adopta una política nacional de Gestión de Riesgos en base a los principios de la protección, la prevención, su competencia, la coordinación, participación y la descentralización,
reduciendo con ellos los riesgos y mejorando la calidad de vida de las comunidades.
Cuando se anuncia un evento hidrometeorológico a esta zona del Nordeste, estas instituciones se reúnen en el Coe Regional, en la Gobernación, en el Ayuntamiento o en la Defensa Civil, muchas veces sin un trabajo previo y en equipo, avalado en las experiencias aprendidas. Cada quien se va a su institución y queda un Coe reducido con la DC, algunas instituciones del estado y las instituciones castrenses. Entonces como resultado se publican cifras muchas veces diferentes y contradictorias en las estadísticas después del evento. Sin tener el “complejo de Guacanagarix”, ni partir de ligero, creemos que las experiencias aprendidas en estos proyectos deben aplicarse y nuestras instituciones no deben dejarlas en el papel escrito, en el CD grabado, en un mapa de riesgos colgado en una pared, en una base de datos, en un computador o en la mente de cualquier “multiplicador”. A partir de ellas debemos tomar conciencia de la importancia de trazar estrategias más allá de la oralidad.
No podemos quedarnos de brazos cruzados a esperar que la temporada llegue para trabajar, en un país de limitados recursos, no podemos dilapidar lo que se logra. Debemos cuidar cada logro, cada avance, cada cosa recuperada en bien de la sociedad. Sabemos del esfuerzo que hacen, que el asunto es costoso y toma tiempo, pero al parecer hay ingredientes que hacen que las medidas y planes no resulten adecuados a la hora de enfrentar una emergencia. No podemos esperar lo mejor, si nos preparamos para lo peor.
Y ¿qué podemos hacer al respecto para tratar de aminorar los daños?
Recordemos que Cuba, posee uno de los mejores programas de evacuación y planes de contingencia en el Caribe, trabajando todo el año, con las medidas de protección necesarias a la comunidad. Estados Unidos aprendieron las lecciones del huracán Katrina, que devastó a Nueva Orleáns en el 2005, y ha mejorado sus procedimientos de reacción inmediata. Simplemente, ambos pusieron en marcha y con tiempo sus planes de contingencia en materia de prevención para enfrentar los desastres.
Nosotros debemos hacer lo mismo, trabajando todo el año y aplicando lo aprendido. Estas tareas no deben dejarse para una semana antes del evento. Con los planes de contingencias se deben concentrar los esfuerzos en la educación de la población de qué hacer antes, durante y después del paso de una tormenta. Trabajemos ahora, para no lamentarlo después. Esto es tarea de todos, ¡debemos trabajar ya! Pienso que debemos buscar nuevas herramientas para dar respuesta a las demandas que se puedan prese
ntar en esta temporada.Hacer sugerencias es como “llover sobre mojado”. Sabemos que existen buenas intenciones, que muchas veces se trabaja a “mano Pela”, que son muchos los cursos que se hecho (incendios forestales, primeros Auxilios, Rescate y salvamento acuático, etc.), mapas de vulnerabilidad, censos y estadísticas, pero para hacerlo bien no basta con sacar a nadie a punta de bayoneta ni prohibir viviendas en lugares peligrosos, sino ofrecer una alternativa a quienes por fuerza de la miseria se ven obligados a vivir al borde del precipicio. Grave seria ver otra vez la fílmica del niño que nadó desesperado en el turbulento río hasta que se ahogó sin ayuda, porque los socorristas, impotentes, no contaban con equipos para salvar al muchacho. No apareció un helicóptero o un bote que se lanzara al rescate. ¿Habremos aprendido la lección o si por el contrario volveremos a lo mismo cuando la tragedia salga de los titulares? Es fácil olvidar para quienes no resulten afectados, pero no aquellos que tuvieron pérdidas que recordarán toda la vida.
Mis sugerencias son:a)- Evaluar los trabajos de la temporada ciclónica 2008 y reforzar los fallos.
b)- Reorganizar los Grupos de Prevención, Mitigación y Respuesta ante desastres integrando las redes comunitarias.
c)- Diseñar un sistema de alerta temprana (SAT) que nos permitan saber todas las posibilidades que puedan suceder en las zonas vulnerables.
d)- Legislar para implementar la materia de prevención del riesgo en los centros escolares desde el nivel primario.
e)- Hacer una base de datos con todas las variantes disponibles, ubicando las amenazas, vulnerabilidad, riesgo, capacidades y recursos que se tienen.
f)- Revisar un plan de mitigación de infraestructuras vitales a inundaciones para reducir las vulnerabilidades.
g)- Elaborar un inventario de albergues con manual de uso, rutas de evacuación en mapas de riesgo y darlos a conocer al pueblo permanentemente.
h)- Capacitar y entrenar a los voluntarios y las comunidades con talleres de reforzamientos.
i)- Organizar redes de comunicadores y radioaficionados capacitados en el uso de la información que suceden en diferentes zonas vulnerables.
j)- Hacer campañas de sensibilización pública en los medios televisivos, radiales y escritos con informaciones precisas y prácticas.
Es una necesidad trabajar permanentemente con los COE provinciales, en que participe la comunidad, disponiendo de los recursos económicos, humanos y logísticos que le proporciona el gobierno (ver Asignación Presupuestal para Gestión de Riesgos, Articulo 22, Ley No. 147-02), aparte de las donaciones pro
cedentes de ONGs e instituciones dominicanas y extranjeras con la finalidad de facilitar las labores de prevención y respuestas ante desastres.Vamos a descentralizar los poderes e invertir los recursos donde se tienen que aplicar. Cambiemos el cuartucho llamado oficina del COE en la Defensa Civil, (con algunos mapas y computadoras sin una base de datos adecuada), y crear una verdadera
SALA DE SITUACION, con las logísticas necesarias donde se puedan hacer verdaderos estudios de vulnerabilidades, zonificacion, ploteos, manejos de bases de datos de los recursos disponibles, receptores de GPS y programas para mapas digitales, con técnicos locales y un Departamento de información competente.
Sobre el daño que hacen estos hechos nunca se dirá lo suficiente, cada falta de ética, acto de especulación, maltrato, engaño directo e indirecto a un ciudadano pobre es un fracaso y que una situación como esta sirva para incentivar la protección de estos derechos y el freno a quienes quieren aprovecharse de la necesidad ajena, especialmente con los que gustan de ser "intermediarios" entre la voluntad estatal y la población. Este podría ser un buen momento para enraizarnos en las maneras del buen hacer, trabajar con calidad, eficiencia, eficacia y equidad, que las fibras no estén sueltas, que los planes de protección para casos de contingencias sean realmente de protección y no de formularios cumplidos.Esperemos que esta sea una de las cosas buenas, y seguro que los beneficios superarán con creces a largo plazo el impacto negativo de los desastres.
No hay comentarios:
Publicar un comentario