Uno de los desastres naturales que ha hecho en la República Dominicana. El 3 de Septiembre de 1930 nuestro país fue azotado por un devastador ciclón, cuyo ojo céntrico atravesó la ciudad de Santo Domingo y la dejó totalmente arrasada.
El ciclón San Zenón dejó a su paso más de 2 mil muertos y quince mil heridos.
Ese día en horas de la tarde, un pavoroso huracán hizo estragos en la vieja ciudad, dejando a su paso más de 2 mil muertos y quince mil heridos, así como barrios y parajes completamente destruidos.
El huracán de categoría 2, de menor dimensión atmosférica que otros que han pasado después por esta primada ciudad del nuevo mundo, pudo destruir lo que encontró a su paso debido a que para entonces la ciudad estaba cimentada por viviendas construidas principalmente con madera.
Sin embargo, la feroz masa gaseosa que pasaba veloz y aterradora por nuestra capital ese aciago día, probablemente nos anunciaba lo que el país padecería bajo la batuta de quien posteriormente se convertiría en amo y señor de la república, de sus tierras, de su ganado, de sus sembrados, de sus industrias y hasta de sus mujeres.
SITUACION IMPERANTE DESPUES DEL CICLON:
Debido a la carencia de una infraestructura adecuada, la ciudad quedó prácticamente bloqueada. Las inundaciones destruyeron carreteras y puentes y el hambre y la desesperación cundieron en la población.
Mientras barcos de guerra provenientes de varios países acudían al país con auxilios diversos, las masas se lanzaban desesperadas a las embarcaciones en busca de la ayuda necesaria para la supervivencia propia, la de sus hijos y familiares más cercanos.
Los conocimientos en el plano sanitario estaban en pañales. La ingesta de agua y comida contaminada hacían estragos en la población. La carencia de medios de comunicación adecuados era un obstáculo para la aplicación de una pronta y masiva campaña de orientación general, por lo que la desinformación se constituía en una rémora que se expresaba en muertes y calamidades catastróficas.
El hedor de los cadáveres creaba contaminación y epidemias. Cientos de ciudadanos y ciudadanas eran enterrados en fosas comunes y otros cremados en lugares distantes al centro de la capital. Era necesario tomar medidas salvadoras, por lo que en ese momento hizo su aparición quien luego fungiría como gran timonel de la república. (Wiki-Dominicana).
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