"¡Terremoto, corran!” Después del fuerte terremoto de Sichuan, el 12 de mayo reciente, Wen Dengyu, alumno de sexto grado de la Escuela Primaria Xinjian, en el municipio de Dujiangyan, ha gritado a menudo estas palabras mientras duerme. Cuando ocurrió el temblor, el chico tenía clase en el cuarto piso de su colegio. Logró salir del edificio, pero muchos de sus compañeros y su maestro fueron menos afortunados. En el patio de recreo, Wen los vio quedar enterrados vivos por el colapso del edificio escolar.
“Las heridas psicológicas de un desastre son mucho más graves para los niños que los adultos”, opinó Wang Yanling, psicoterapeuta del Hospital Amistad Chino-Japonesa de Beijing. Las estadísticas del Hospital Infantil de Chengdu apoyan esa afirmación, pues muestran que más del 60 por ciento de los niños pacientes que sobrevivieron al seísmo presentan un estado de constante temor. “De todos los niños”, continuó Wang “los de la escuela primaria parecen más vulnerables a los trastornos psicológicos que otros, simplemente porque su psicología y manera de pensar no han madurado aún. Aparentemente ellos pueden manifestar su firmeza ante el terrible temblor, pero en el fondo de su corazón, están obsesionados por el miedo”.
Es por esa razón que hay un gran número de psicoterapeutas entre los trabajadores de rescate en la zona afectada por el terremoto. El 22 de mayo, por ejemplo, especialistas de la Universidad Fudan, de Shanghai, llevaban juguetes, entre los que había tanques, hermosos ángeles y casas en miniatura, a un punto de reubicación temporal para los estudiantes supervivientes de la Escuela Media de Beichuan. Después que los niños seleccionaron un juguete, el profesor Shen Heyong les pidió que se sentaran alrededor de una mesa. “¿Por qué eliges una casita en lugar de otra cosa?”, preguntó a un niño. “Mi familia perdió la casa en el terremoto. Yo quiero tener una más fuerte, que pueda resistir los terremotos”, respondió el pequeño. El propósito del juego iniciado por el especialista era animar a los jóvenes a hablar de sus pensamientos más profundos, esperando que comenzasen a liberar el miedo que sigue arraigado en muchos de ellos.
El Dr. Yin Yin Nwe, funcionario de la Organización de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), quien trabaja actualmente en China, consideró que es vital proporcionar a los niños ayuda psicológica tan pronto como sea posible. “Cerca del 95 por ciento de los niños, a través de actividades colectivas y otras formas de terapia, será capaz de curar sus heridas psicológicas”, opinó el galeno. “Con el paso del tiempo, podrán llevar una vida normal. Sin embargo, alrededor de un 5 por ciento de ellos requerirá tratamiento especial continuado”.
“Debemos dejar que ellos hablen de su dolor psicológico, y lo digan a su propia manera”, explicó Wang Yanling. “Tenemos que mantener la paciencia y nunca obligarlos a hacer nada. Empleando un lenguaje que puedan comprender, debemos hablarles acerca de los terremotos. En realidad, el sufrimiento en la infancia puede ayudar a los niños a crecer y convertirse en personas más inquebrantables. Debemos confiar en su capacidad para soportar las pruebas”.
El miedo, impotencia y tristeza dominan la mente de algunos sobrevivientes y se niegan a dejarlos -estos son los síntomas de trauma psíquico posteriores al desastre, no sólo en niños, sino también en adultos.
Un comentario de una profesora de la Escuela Primaria Xinjian, en Dujiangyan, pone de manifiesto las cicatrices emocionales de los supervivientes. “Dudo que pueda continuar enseñando a los estudiantes, pues sus caras me recuerdan las de los niños muertos, lo que reabre en repetidas ocasiones mi herida psicológica”, confesó. La maestra no estaba en su salón de clases cuando ocurrió el sismo, pero fue testigo del colapso del edificio en segundos y el entierro de muchos de sus alumnos y colegas. Ella y unos pocos padres de niños que se presentaron de inmediato, comenzaron a excavar en los escombros con gran empeño por salvar a quienes permanecían atrapados. Podía oír el canto de los estudiantes bajo las ruinas en un esfuerzo por estimularse mutuamente, a pesar de los tremendos dolores que sufrían. Pero ninguno sobrevivió.
“Personas como la maestra son a la vez víctimas y salvadores”, comentó el psicoterapeuta Yu Donghui. “De los que experimentaron el desastre, ellos sufrieron el mayor dolor psicológico”. Sin ayuda profesional a estas personas les será muy difícil librarse de la pesadilla que han vivido y volver a una vida normal.
Las estadísticas revelan la escala de los problemas psicológicos que persisten después de grandes desastres. Los trastornos de ansiedad, fobia y neurosis entre los supervivientes del gran movimiento telúrico de Tang-shan, en el norte de China, en 1976, fueron de tres a cinco veces superior a las poblaciones normales.
Zhang Qiuling, doctor en estudios psicológicos de la Universidad Pedagógica de Beijing, participó en los trabajos de rescate tras el seísmo de Pu'er, en Yunnan, el año pasado, y las inundaciones en Dazhou, Sichuan, en 2005. Cuando una víctima está sufriendo una intensa tristeza, dijo, los que ofrecen el consuelo no deben tratar de impedir sus gemidos. Un abrazo, incluso sin palabras, es un buen apoyo. Dejar que la víctima libere sus emociones ayuda a sanar las heridas psicológicas.
Las primeras intervenciones psicológicas que se ofrecieron a víctimas de China después de desastres naturales se establecieron en 1994, tras un devastador incendio en Karamay, región autónoma uigur de Xinjiang. Pese a la asistencia semejante que se dio en ocasiones posteriores, los servicios psicológicos no fueron bien comprendidos por el público en general y muchos confundieron el concepto de trastornos psicológicos con “enfermedad mental” y negaron cualquier tipo de apoyo. Cambiar estas ideas y animar a la gente a aceptar la ayuda tan pronto como sea posible, así como evitar una sombra psicológica duradera son los objetivos de Zhang Qiuling a largo plazo. Él cree que la necesidad de asistencia psicológica tras el terremoto de Sichuan será enorme y considera que una gran fuerza de profesionales de la medicina podrá realizarlo. Indicó que el personal local debe ser entrenado. Contando con simples habilidades, ellos pueden aportar muchos beneficios y transmitir conocimientos científicos a otras personas del lugar de la catástrofe.
Salud psicológica de rescatadores necesita igual atención:
“No sólo los damnificados, sino también los rescatadores necesitan ayuda psicológica en cierta medida”, manifestó Wang Yanling. “Estos incluyen instituciones de bienestar y departamentos gubernamentales, así como policías, soldados y reporteros”.
El rescatador Su Xiaoxin recordó un incidente durante la operación de salvamento en una planta química en ruinas en el municipio de Yanghua, lo que refuerza la afirmación de Wang Yanling. Todos los edificios de la instalación se derrumbaron durante el terremoto, pero en la tarde del 16 de mayo los trabajadores de rescate del Cuerpo de Bomberos de Nanjing descubrieron un superviviente, Liu Deyun, de 51 años, que había permanecido 100 horas atrapado entre los escombros. El pie izquierdo de Liu Deyun quedó aplastado por el desplome de la construcción y era evidente que la amputación resultaba la única manera de extraerlo de los restos de la edificación.
Guiado por los médicos, el joven bombero Xu, de 24 años de edad, contuvo la hemorragia de Liu, le anestesió y le amputó su pie. La víctima se salvó, pero esa noche el bombero permaneció en silencio y se negó a comer. Se reprochó a sí mismo por no lograr sacar fuera intacto al hombre enterrado. Su Xiaoxin escuchó pacientemente a Xu y debatió con él porqué la amputación era la única opción. Para reforzar el estado psicológico del rescatador, Su le comentó la gratitud expresada por la familia del hombre rescatado.
La conversación tuvo el efecto deseado y la mente del joven recuperó gradualmente su estado normal.
“Después de ver las enormes pérdidas de vidas humanas y el gran dolor de los sobrevivientes que han sufrido, junto con un increíble volumen de trabajo, las fuerzas de rescate tienen probablemente trastornos psicológicos”, explicó Wang Yanling. “Esto puede ocurrir a los policías, soldados e incluso al personal médico. Su situación psicológica necesita de la misma atención”.
Con los rápidos cambios que tienen lugar en el medio ambiente y el clima globales, explicó Wang, el mundo ha entrado en un período histórico de alto riesgo. Las catástrofes están sucediendo cada vez más frecuentemente, y un creciente número de chinos se ven afectados cada año por accidentes de diversos tipos, incluidos los desastres naturales y humanos, accidentes de tráfico y diversas formas de violencia. El 17 de abril de 2002, un conjunto de departamentos del Gobierno Central publicó el Plan de Trabajo de Sanidad Psicológica, un documento que identifica a los sobrevivientes de las catástrofes como un grupo que necesita cuidados especiales. Según la iniciativa, para el año 2010 alrededor del 50 por ciento de los sobrevivientes de los desastres podrá recibir ayuda psicológica oportuna. La prestación de profesionales, empero, sigue siendo un problema. Hay en la actualidad apenas 15.000 médicos de nivel nacional que trabajan en la especialidad de salud mental, de los cuales sólo un tercio está plenamente capacitado profesionalmente.
Para Wang, la intervención psicológica después de las catástrofes no es un trabajo a corto plazo, sino un compromiso a largo plazo, por lo que llamó a acelerar con urgencia la legalización y normalización de todos los trabajos de rescate frente a los acontecimientos graves de crisis pública, incluyendo la asistencia psicológica y médica, prevención de enfermedades y prestación oportuna de ayuda material.
Mientras tanto, el Gobierno chino y los organismos internacionales de rescate han comenzado a prestar servicios de apoyo psicológico a los sobrevivientes del terremoto de Sichuan. En el Hospital Huaxi, de Chengdu, por ejemplo, una organización no gubernamental está reclutando madres voluntarias para los huérfanos. Shanghai, Qingdao, Harbin y Guangdong, además de enviar trabajadores voluntarios psicológicos a las zonas afectadas por el terremoto, han abierto líneas calientes las 24 horas del día, para prestar asistencia a los necesitados. Y un grupo de 20 trabajadores de Tangshan ya está en camino hacia Sichuan. La mayoría de ellos tienen sus propias experiencias de supervivencia, que data del cataclismo sísmico de esa región, en 1976. Afortunadamente, con el paso del tiempo, las víctimas de Sichuan recibirán la asistencia correspondiente, que simplemente no estaba disponible para los supervivientes de Tangshan hace 32 años. (Liu Qiong).